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Cómo vestirse para una boda (sin parecer un desastre)

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vestidos de boda

Si has asistido a más de una boda en tu vida, lo más probable es que hayas visto de todo cuando se trata de la vestimenta de los invitados. Desde los más formales hasta los más extravagantes, los invitados siempre encuentran la manera de dejar su propia huella en el día de la boda. Pero si quieres evitar ser la comidilla de la recepción por todas las razones equivocadas, hay algunas cosas que debes tener en cuenta a la hora de elegir tu atuendo de invitado de boda.

En primer lugar, es importante recordar que una boda no es un desfile de moda. No deberías competir por la atención con la novia o el novio, así que evitar las tendencias que llamen la atención es siempre una buena idea. Además, aunque es perfectamente aceptable (e incluso recomendable) lucir tu estilo personal, asegúrate de hacerlo de forma respetuosa con el evento. En otras palabras, deja la ropa de discoteca en casa.

Suponiendo que quieras vestirte para impresionar sin robarte el protagonismo, aquí tienes unos cuantos consejos probados para acertar con tu look de invitada de boda.

  1.  Apunta a lo clásico y atemporal por encima de lo moderno y de moda.
  2. Utiliza colores apagados y estampados sencillos
  3. Elige la comodidad por encima del estilo (¡estarás de pie toda la noche!).
  4. Utiliza pocos accesorios
  5. Coordina con tu pareja (si la tienes).
  6. Asegúrate de que la ropa te queda bien y no se arruga.
  7. Evita cualquier cosa que pueda considerarse arriesgada o inapropiada.
  8. No te vistas de blanco (eso está reservado para la novia).
  9. Evita los vaqueros (son demasiado informales).
  10. Y por último, en caso de duda, peca de precavida.

Siempre es bueno recordar que merece la pena no comprar el vestido de novia en el último momento. No sólo te arriesgas a no tener nada de tu talla, sino que será más difícil coordinarlo con el resto de elementos de tu look (como los zapatos y los complementos). Si puedes, planifica tu conjunto con un par de meses de antelación para tener tiempo suficiente de encontrar la pieza perfecta.

En caso de duda, recuerda siempre que es mejor ir demasiado arreglada que no ir bien. Si no está seguro de cuál es el código de vestimenta, es mejor pecar de precavido y optar por algo más formal. Al fin y al cabo, más vale prevenir que curar.

Una anécdota: Recuerdo que, cuando era pequeña, mi madre me llevó a comprar un vestido de novia para la boda de una amiga de la familia. Yo tenía unos seis años. La novia iba a celebrar una boda semiformal, así que mi madre eligió un precioso, pero sencillo, vestido pastel para que me lo pusiera. Tenía un cuello Peter Pan y era de algodón ligero. Me encantaba. Sin embargo, el día de la boda, me di cuenta de que todas las demás niñas llevaban vestidos mucho más elaborados. Algunos tenían volantes, otros tenían lazos y algunas incluso llevaban diademas. Me sentí un poco cohibida con mi sencillo vestido, pero mi madre me aseguró que estaba perfecta. Al final, me lo pasé muy bien en la boda y nunca he olvidado esa lección.

¡Y eso es todo! Siguiendo estos sencillos consejos, te asegurarás de no solo verte increíble en la boda, sino también de no pasarte del límite. Recuerda, el objetivo es lucir lo mejor posible para disfrutar de un día maravilloso, no para llamar la atención por todas las razones equivocadas. ¡Buena suerte!

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