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¿Qué quiere decir «expiar» en el contexto bíblico? Descubre su significado

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La Expiación es un tema fundamental en la Biblia y es de gran importancia para los cristianos. Según la Escritura, expiar consiste en padecer el castigo por los pecados de manera tal que se eliminan los efectos del pecado y el pecador arrepentido puede reconciliarse con Dios. Los efectos de los pecados son castigos como la muerte, la separación de Dios y la esclavitud del pecado.

En la Biblia, se nos habla de la Expiación a través de diferentes formas de sacrificio animal realizados por los sacerdotes bajo la ley mosaica. Estos sacrificios simbolizaban la expiación de los pecados del pueblo.

Pero más allá de estos sacrificios simbólicos, la Biblia nos habla de una Expiación final y completa realizada por Jesucristo. Él fue la única persona capaz de llevar a cabo la Expiación por toda la humanidad debido a su naturaleza divina y humana a la vez, sin pecado, y debido a la inmensa misericordia de Dios que permitió su sacrificio en favor de todos los seres humanos.

¿Por qué necesitamos la Expiación en nuestras vidas?

La Expiación es necesaria en nuestras vidas porque todos somos pecadores y necesitamos ser redimidos de nuestros pecados para poder tener una relación con Dios. La Biblia dice que «todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios» (Romanos 3:23), por lo que necesitamos ser justificados por medio de la fe en Jesucristo.

Además, la Biblia nos enseña que el castigo por el pecado es la muerte y la separación de Dios. Pero gracias a la Expiación de Cristo, podemos ser justificados ante Dios y recibir la vida eterna que Él tiene preparada para nosotros. La Expiación es la única manera de que nuestros pecados sean eliminados y podamos ser reconciliados con Dios.

La Expiación en el Antiguo Testamento

En el Antiguo Testamento, vemos que la Expiación se realiza a través de diferentes tipos de sacrificios, como el holocausto, la ofrenda de cereal, la ofrenda de comunión y la ofrenda por el pecado. Estos sacrificios animales simbolizaban la expiación de los pecados del pueblo y eran realizados por los sacerdotes en el templo.

El Día de la Expiación, que se celebraba una vez al año, era el día más sagrado del calendario judío. En ese día, el sumo sacerdote realizaba un ritual especial en el templo para expiar los pecados de toda la nación. Este ritual incluía la ofrenda de un toro por el pecado del sacerdote y de un macho cabrío por los pecados del pueblo.

Estos sacrificios eran necesarios para mantener la relación del pueblo con Dios y para evitar así la ira divina. Pero como se mencionó anteriormente, estos sacrificios solo simbolizaban la Expiación final y completa que se realizaría a través de Jesucristo.

La Expiación en el Nuevo Testamento

En el Nuevo Testamento, la Expiación es descrita como una obra consumada por Jesucristo. Él es el Cordero de Dios que fue sacrificado por nuestros pecados y su sacrificio nos permite tener una relación personal con Dios.

La Biblia dice que «Dios mostró su amor hacia nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8). Esto significa que no tenemos que ser perfectos para tener una relación con Dios, ya que Él nos ama tal como somos y envió a su hijo para pagar por nuestros pecados.

Además, la Biblia nos dice que «porque todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo» (Romanos 10:13). Esta es una promesa de que si confiamos en Jesucristo y en su obra de la Expiación, podemos ser salvos y tener la vida eterna.

La importancia de la Expiación para los cristianos

Para los cristianos, la Expiación es de vital importancia porque nos permite tener una relación personal con Dios, nos da la certeza de la salvación y nos libera de la esclavitud del pecado.

Además, la Expiación es importante porque es el medio por el cual podemos ser perdonados de nuestros pecados y reconciliarnos con Dios. La Biblia nos dice que «si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos perdonará nuestros pecados y nos limpiará de toda maldad» (1 Juan 1:9).

Por esta razón, es importante que los cristianos comprendan y celebren la Expiación de Jesucristo. Debemos recordar que no somos justificados por nuestras buenas obras, sino por la fe en la obra de Cristo en la cruz.

En resumen, la Expiación es un tema fundamental en la Biblia y es de gran importancia para los cristianos. Significa padecer el castigo por los pecados, con lo cual se eliminan los efectos del pecado y el pecador arrepentido puede reconciliarse con Dios. Jesucristo fue la única persona que pudo llevar a cabo la Expiación final y completa por toda la humanidad gracias a su naturaleza divina y humana a la vez, sin pecado, y a la misericordia de Dios.

La Expiación es necesaria en nuestras vidas porque todos somos pecadores y necesitamos ser redimidos de nuestros pecados para poder tener una relación con Dios. La Expiación no solo simbolizaba una forma de reconciliarse con Dios, sino que realizaba el propósito final de la salvación definitiva en nuestras vidas, ayudando a que tomemos la mejor decisión a la hora de servir a nuestro creador y tener una vida de obediencia y humildad.

Por esta razón, es importante que los cristianos comprendan y celebren la Expiación de Jesucristo, ya que es el medio por el cual podemos ser perdonados de nuestros pecados, reconciliarnos con Dios y recibir la vida eterna.

¿Qué dijo Jesús acerca de la expiación?

La Expiación es uno de los temas más importantes en la doctrina de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Jesús, nuestra máxima autoridad y líder de la Iglesia, habló de la Expiación muchas veces durante su ministerio terrenal. Él mismo fue el Salvador que pagó por nuestros pecados y nos dio la oportunidad de arrepentirnos y regresar a la presencia de nuestro Padre Celestial.

En muchas ocasiones, Jesús habló sobre su papel como el Salvador y cómo su sacrificio nos permitiría volver a Dios. En Juan 3:16, él dijo: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna». Esta afirmación es la base de nuestra fe en la Expiación de Jesucristo. Él vino al mundo para salvarnos y para brindarnos la oportunidad de tener vida eterna.

Además, Jesús habló sobre la caída de Adán y cómo esta trajo el pecado y la muerte al mundo. En 2 Nefi 9:6, se registra que Jesús dijo: «Adán cayó para que los hombres existieran; y existen los hombres para que tengan gozo». Jesús reconoció que, a pesar de la caída de Adán, nuestra existencia tiene un propósito divino. Él también entendió que el pecado nos separa de Dios y que necesitamos ser limpios para regresar a su presencia.

En Mateo 26:28, Jesús enseña que su sangre derramada es el «Nuevo Pacto» que nos permite ser perdonados: «Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para perdón de los pecados.» Esta afirmación deja en claro la importancia de su sacrificio en nuestra salvación. Jesús es la figura central de la Expiación y su sacrificio es lo que nos permite ser limpiados y regresar a la presencia de Dios.

En la sección 19 de Doctrina y Convenios, Jesús habla directamente al profeta Joseph Smith sobre la Expiación. Él dice: «Por tanto, os digo que no es necesario que esto os sea enseñado, pues aún no he concedido a ninguno de vosotros el encargo de enseñar esto; porque es mío de derecho, conforme a las leyes del Padre Celestial, que Jesucristo, mi Hijo, sea el primero que resucite de entre los muertos. Por tanto, le concedo a él el derecho de ordenar a los demás, y ellos a sus sucesores, de esa manera sucesivamente». Esta revelación deja en claro que Jesús es el único que puede expiar nuestros pecados, ya que él es el que tiene la autoridad divina para hacerlo.

En Juan 10:17-18, Jesús habla del amor y la entrega que implica la Expiación: «Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre». Jesús sabía que su sacrificio sería difícil y doloroso, pero también entendía la gran cantidad de amor que había en su corazón por nosotros. Él estaba dispuesto a tomar sobre sí nuestros pecados y nuestra tristeza para que pudiéramos ser limpiados y encontrar la verdadera felicidad.

Jesús también habló sobre la necesidad de arrepentirse y de seguir sus mandamientos después de aceptar su sacrificio. En Juan 8:11, él dijo a una mujer que había sido sorprendida en adulterio: «Vete, y no peques más». Esta frase muestra que Jesús perdonó a la mujer, pero también le indicó que no volviera a pecar. Él sabía que el arrepentimiento sería necesario para mantenernos limpios y cerca de Dios.

En resumen, la Expiación es una de las enseñanzas más importantes en la doctrina de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Jesús habló de la Expiación muchas veces durante su ministerio terrenal y dio su vida para que pudiéramos tener la oportunidad de ser perdonados y regresar a Dios. Su sacrificio es la base de nuestra fe y necesitamos arrepentirnos y seguir sus mandamientos para ser considerados limpios.

¿Por qué Dios requiere expiación?

La Expiación de Jesucristo es central en el plan de salvación de Dios. A través de la Expiación, Jesucristo redime a la humanidad de la muerte espiritual y física, satisface las demandas de justicia y nos limpia de nuestros pecados individuales, bajo la condición de arrepentimiento. Pero, ¿por qué Dios requiere expiación?

La respuesta es clara: el pecado ha creado una barrera entre la humanidad y Dios. Como descendientes de Adán y Eva, todos hemos pecado y nos hemos alejado de la presencia de Dios. Esta separación espiritual se llama muerte espiritual. Además, la caída de Adán y Eva también nos ha condenado a la mortalidad y a la muerte física.

La Expiación es necesaria porque la justicia divina exige una compensación por el pecado. La ley de justicia requiere que paguemos las consecuencias de nuestros pecados, y estas consecuencias incluyen la separación eterna de la presencia de Dios. La expiación es la respuesta de Dios a nuestra necesidad de salvación. Es la forma en que Dios nos ha liberado de la esclavitud del pecado y nos ha reconciliado con él.

La Expiación es el medio por el cual podemos acceder a las bendiciones de la salvación a través de la fe en Jesucristo. Los misioneros de tiempo completo participan en la obra de salvación ayudando a otros a aprender cómo acceder a estas bendiciones. Estas bendiciones incluyen la paz, el perdón, la esperanza y el amor de Dios.

Como dijo el Élder Jeffrey R. Holland: «La obra misional y la Expiación son dos aspectos del mismo y único plan divino. Ambos están diseñados para llevar a cabo la redención del hombre». En otras palabras, la Expiación y la obra misional son esenciales para el plan de salvación de Dios.

Además, la Expiación nos permite arrepentirnos y evadir las consecuencias de la justicia divina. Gracias a la Expiación, podemos encontrar paz y consuelo en momentos de sufrimiento y aflicción. Podemos tener la certeza de que Dios siempre estará allí para nosotros, incluso en nuestros momentos más oscuros.

Si bien la Expiación es esencial para nosotros como individuos, también tiene un efecto transformador en la sociedad en general. Como dijo el Élder D. Todd Christofferson: «La Expiación brinda plena justificación para la liberación del mundo del pecado, proporciona justicia para todos y facilita la consagración personal, todo a una escala sublimemente poderosa y humana. Nada más abarca el poder redentor de nuestro Salvador Jesucristo.»

Comprender la Expiación es esencial para entender la naturaleza de Dios y el plan de salvación. A través de la Expiación, podemos llegar a conocer el amor incondicional de nuestro Padre Celestial. Podemos percibir que el plan de salvación es, en última instancia, un plan de amor y misericordia.

Queridos amigos, si aún no han recibido las bendiciones de la Expiación, les invito a aprender más sobre Jesucristo y su don divino. Los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días estarán encantados de responder cualquier pregunta que pudiera surgirles y guiarles en el camino hacia la salvación.

En resumen, Dios requiere la Expiación porque su amor por nosotros es tan infinito que deseó proporcionar una vía para que pudiéramos regresar a su presencia. Sin la Expiación, estaríamos destinados a la separación eterna de Dios. La Expiación es la llave que nos permite entrar en el reino de los cielos y recibir las bendiciones de la salvación.

¿En qué parte de la Biblia habla de expiación?

La expiación es uno de los temas centrales de la Biblia y se refiere al proceso mediante el cual se reconcilian la humanidad y Dios. A través de ella, se eliminan las barreras que impiden que los seres humanos vivan en una relación correcta con Dios. El Antiguo Testamento da una explicación más detallada sobre este tema, y en Levítico 15-16 encontramos la explicación más detallada sobre la ceremonia del «Día de la Expiación». Acompáñanos en este breve recorrido por las Escrituras.

Realiza la actividad A mientras estudias Levítico 15-16

El artículo titulado «Realiza la actividad A mientras estudias Levítico 15-16» es una valiosa herramienta para entender los pasos que se siguieron en la ceremonia de la Expiación, cuya descripción se encuentra en Levítico 16:3-28. En este artículo se explica que la ceremonia involucraba seis pasos generales, cada uno de los cuales tenía un significado profundo en términos de la relación entre Dios y su pueblo.

En el primer paso, se nos explica por qué el sacerdote Aaron necesitaba dos machos cabríos. Se nos dice que uno de los machos cabríos sería sacrificado como ofrenda, mientras que el otro sería enviado al desierto «para Azazel» (Levítico 16:8). En otras palabras, uno de los machos cabríos representaba el sacrificio que se hacía para obtener el perdón de los pecados, mientras que el otro representaba la eliminación simbólica del pecado. Este primer paso es crucial, ya que nos ayuda a entender la importancia del sacrificio en el proceso de expiación.

En el segundo paso, se explica la necesidad de que Aaron hiciera expiación por sí mismo antes de hacerlo por el pueblo. Se nos dice que este paso era esencial para que el sacerdote pudiera hacer expiación en favor de los demás. Este paso también tiene una clara implicación en términos de la relación entre el ser humano y Dios. En esencia, se nos enseña que el ser humano debe hacer una búsqueda individual de la santidad y la pureza antes de intentar reconciliarse con Dios. Este mensaje se repite a lo largo de las Escrituras y se menciona en Hebreos 9:6-14 y en Alma 34:8-12.

En el tercer paso, se nos explica por qué Aaron necesitó limpiar el lugar santo del templo. Este paso es importante porque muestra que la presencia de Dios exige un alto nivel de limpieza y pureza. Sólo cuando el lugar santo del templo estaba limpio podía la presencia de Dios manifestarse allí. Este paso también se relaciona estrechamente con el poder de la Expiación, que limpiaba el alma del pecador y lo hacía apto para la presencia de Dios.

En el cuarto paso, se describe cómo ambos machos cabríos representan a Cristo y su Expiación. Este paso es especialmente importante porque nos enseña que la Expiación de Cristo es la culminación y el cumplimiento del ritual de la Expiación descrito en Levítico. A través de la Expiación de Cristo, las barreras que impiden la reconciliación entre Dios y la humanidad son eliminadas.

Los dos machos cabríos representan dos aspectos de la Expiación de Cristo: su sacrificio y su victoria sobre el pecado. En el primero, Cristo nos muestra el amor y la misericordia que Dios tiene por sus hijos, mientras que en el segundo nos muestra su poder y su victoria sobre el pecado y la muerte.

A través de Levítico 15-16, la Biblia nos muestra el camino hacia la expiación

En resumen, Levítico 15-16 es un pasaje sumamente importante de la Biblia, ya que nos muestra el proceso de expiación llevado a cabo por el pueblo de Israel en tiempos antiguos. A través de estos pasos, se nos muestra cómo la presencia de Dios exige un alto nivel de limpieza y pureza, pero también cómo la Expiación de Cristo es la culminación y el cumplimiento de los rituales antiguos de la expiación.

En un mundo en el que el pecado y el mal parecen estar en todas partes, es importante recordar que Dios está siempre dispuesto a perdonar y a reconciliarnos con él. Gracias a la Expiación, podemos vivir una vida plena y satisfactoria en la presencia de Dios.

Así que, si estás buscando respuestas sobre el tema de la expiación en la Biblia, simplemente lee Levítico 15-16 y sigue los pasos que allí se describen. A través de ellos, encontrarás la paz y la reconciliación con Dios que has estado buscando.

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